viernes, 9 de marzo de 2012

El cultivo urbano no es fácil, entre otras cosas porque para un habitante de ciudad, cultivar hortalizas constituye un cambio de costumbres muy radical. Vivimos en una sociedad acomodada donde todo es automático. Un huerto requiere un mínimo de dedicación. Estamos acostumbrados a ir al supermercado y comprar al instante hortalizas en cualquier época del año, sin conocer realmente cuando es la temporada de cosecha del producto. La sociedad de consumo nos ha hecho impacientes y atender a un cultivo es precisamente todo lo contrario. Todas estas dificultades se ven recompensadas con la ilusión y el éxito de recoger un fruto después de varios meses de cuidado. La agricultura urbana es una actividad divertida y creativa, además de una actividad relajante entre el estrés que vivimos día a día.

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